La columna incluye las secciones cervical, torácica y lumbosacra y consta de 33-34 vértebras ubicadas una encima de la otra y conectadas en una sola cadena. Para distribuir uniformemente la carga sobre la columna vertebral durante la actividad física diaria y cuando el cuerpo está en posición erguida, la columna tiene curvas fisiológicas (normales). Dos curvas convexas hacia adelante en las regiones cervical y lumbar (lordosis) y dos convexas hacia atrás en las regiones torácica y sacra (cifosis). Entre las vértebras hay discos intervertebrales, cartílagos, que realizan una función de absorción de impactos y están formados por el núcleo pulposo y el anillo fibroso que lo rodea.

La osteocondrosis espinal es una enfermedad crónica caracterizada por el desarrollo de cambios degenerativos-distróficos en los discos intervertebrales con la posterior participación de las vértebras adyacentes y los tejidos circundantes en el proceso.
Actualmente, los médicos utilizan con mayor frecuencia el término más amplio "dorsopatía" para referirse al dolor de espalda y cuello, reemplazando a veces el concepto de "osteocondrosis". La dorsopatía incluye dolor en el cuello (cervicalgia), cuello y cabeza (cervicocranialgia), cuello y hombros (cervicobraquialgia), dolor en el pecho (toracalgia), dolor lumbar (lumbodynia), dolor lumbar que se irradia a la pierna (lumboisquialgia).
Causas de la osteocondrosis espinal.
Hasta la fecha, no existen datos exactos sobre las causas de los cambios degenerativos en la columna. Hay una serie de teorías que consideran varios factores: involución (involución - desarrollo inverso, retroceso), mecánico, inmunológico, hormonal, dismetabólico (metabólico), vascular, infeccioso, funcional y hereditario. La más común es la teoría involutiva, según la cual el envejecimiento prematuro local (local) del cartílago y el hueso se produce como resultado de un daño mecánico o inflamatorio previo. Según esta teoría, el desarrollo de cambios degenerativos en la columna está genéticamente predeterminado y la aparición de la enfermedad con las manifestaciones clínicas correspondientes se debe a la influencia de diversos factores endógenos (internos) y exógenos (externos).
La probabilidad de osteocondrosis aumenta con la edad, en presencia de exceso de peso, estilo de vida sedentario y mala forma física, por un lado, y trabajo físico intenso y exposición a vibraciones, por el otro.
La carga sobre la columna aumenta en proporción al aumento del peso corporal, por lo que las personas con sobrepeso sufren sobrecarga incluso en condiciones de actividad moderada; la situación se ve agravada por una tendencia a la inactividad física debido a la mala tolerancia a la actividad física.
El estrés psicoemocional, junto con un estilo de vida sedentario, provoca tensión en grupos de músculos individuales, cambios en el tono muscular y en los patrones de movimiento: postura, marcha. El desarrollo de escoliosis (curvatura lateral de la columna, cifosis patológica y lordosis (exacerbación de las curvas fisiológicas) también contribuye a la deformación de los discos intervertebrales.
Clasificación de la enfermedad.

Por localización:
- osteocondrosis de la columna cervical;
- osteocondrosis de la columna torácica;
- osteocondrosis de la columna lumbar y sacra.
Según la fase de la enfermedad:
- exacerbación (número máximo de manifestaciones clínicas);
- remisión (ausencia de manifestaciones clínicas).
Dependiendo de qué formaciones se vean afectadas patológicamente, se distinguen las estructuras afectadas de la columna:
- Los síndromes reflejos (tensión refleja de los músculos inervados o trastornos tónicos musculares (espasmos musculares), vasculares, vegetativos, distróficos) se desarrollan cuando los receptores del dolor están irritados.
- Los síndromes de compresión a menudo se desarrollan en el contexto de una protrusión (abultamiento, protrusión del disco intervertebral más allá de la columna vertebral sin comprometer la integridad del anillo fibroso) o hernia de disco debido a la compresión de una raíz nerviosa, médula espinal o vaso (en consecuencia, se distinguen radiculopatía, neuropatía, mielopatía, síndrome radiculoisquémico).
Dependiendo de la etapa de desarrollo del proceso, existen:
- Etapa del proceso patológico intradiscal (condrosis). Durante este período se produce el movimiento intradiscal del núcleo pulposo. El núcleo pulposo penetra en sus fibras externas a través de grietas en el anillo fibroso. Como resultado, las terminaciones nerviosas se irritan y se desarrolla dolor.
- La etapa de inestabilidad o pérdida de la capacidad de fijación del disco afectado, cuando la vértebra suprayacente se desplaza en relación con la subyacente. Durante este período se pueden formar síndromes de inestabilidad, reflejos e incluso síndromes de compresión.
- La etapa de formación de hernias de disco intervertebrales se debe a una violación de la integridad del anillo fibroso, que puede comprimir las formaciones neurovasculares adyacentes, incluida la raíz del nervio espinal.
- La etapa de fibrosis de los discos intervertebrales y la formación de crecimientos osteocondrales marginales de los cuerpos vertebrales, como resultado de lo cual se produce la inmovilidad de las vértebras y un aumento compensatorio en el área de su apoyo en los discos defectuosos. En algunos casos, estos crecimientos óseos, como las hernias de disco, pueden comprimir las formaciones neurovasculares adyacentes.
Síntomas de la osteocondrosis.

Los síntomas de la osteocondrosis dependen del área de daño de la columna y del grado de los cambios que se producen en ella, y la función de los órganos internos puede verse afectada.
La osteocondrosis de la columna cervical se caracteriza por dolor en el cuello, que se intensifica durante el movimiento, se irradia al brazo y se acompaña de entumecimiento de los dedos.
Son posibles quejas de dolor de cabeza en la región occipital, mareos, tinnitus, oscurecimiento de los ojos o parpadeo de las manchas ante los ojos.
Cuando la columna torácica se ve afectada, los pacientes pueden experimentar dolor en el área del corazón, en la región interescapular, que dura mucho tiempo, es doloroso o opresivo, con frecuencia agudo, punzante, agudo.
Pueden ocurrir o intensificarse con la respiración profunda, al doblar y girar el cuerpo, al levantar los brazos, estornudar, toser. Puede haber una sensación de entumecimiento en la piel del pecho, abdomen y espalda.
Con osteocondrosis de la región lumbosacra, los pacientes notan rigidez de movimiento, dolor en la parte baja de la espalda, que puede irradiarse a una o ambas piernas, se intensifica al agacharse, girar el cuerpo, caminar o levantar objetos pesados.
Posibles trastornos vegetativos: escalofríos en las piernas a una temperatura agradable para el resto del cuerpo, palidez de la piel de las piernas. Hay una sensación de entumecimiento, parestesia (sensación de hormigueo) en la piel de las piernas y las nalgas.
Diagnóstico de la enfermedad.
El diagnóstico instrumental implica una radiografía de la columna para excluir lesiones traumáticas, anomalías estructurales congénitas e identificar crecimientos óseos. El estudio también se lleva a cabo con pruebas funcionales: tomar fotografías durante la flexión y extensión en las regiones cervical y lumbar para excluir el desplazamiento patológico de las vértebras entre sí.
























